Penélope Cruz ha sido reconocida con uno de los Premios Donostia en la 67 edición del Fesrival Internacional de Cine de Sebastian, edición en la que además es la imagen del cartel oficial.
La actriz, que con 45 años resulta ser la cineasta más joven en recibir el galardón honorífico, confesaba entre risas en rueda de prensa: “Yo le pregunté a Rebordinos cuando me dio la noticia si estaba realmente seguro, si no deberíamos esperar unos años más. Luego como soy un poco como un personaje de Almodóvar empecé a pensar “¿no será que me va a pasar algo malo?””. Ya más seria continuaba: “que te den un premio solo sirve para agradecer y para compartirlo con la gente que ha estado ahí desde el principio, para empezar con mi familia, que siempre ha respetado mi decisión de ser actriz (pese a que no teníamos ningún referente cerca y casi era como querer ser astronauta), y por supuesto con el festival, al que le tengo un cariño especial y en el que he disfrutado mucho cada vez que he tenido ocasión de venir. Y eso es lo bonito de un premio. No va solamente sobre ti”.
Con una dilatada carrera como actriz, con más de 70 películas en su currículum, Penélope recordaba lo que ya desveló hace dos años en su última visita al festival: “sigo con la ilusión de poder dirigir algún día una película, pero no es algo nuevo, lo digo todos los días desde que tengo 16 años. Recuerdo que al primero al que se lo dije fue a Pedro (Almodóvar) en el bar ‘La Gloria’. Y me dijo: “Hazlo! y hazlo ya! Tienes que hacerlo muy joven, porque si lo sientes es porque lo tienes que hacer” Pues lo cierto es que han pasado casi 30 años y todavía no me he atrevido”.
Hablando de compañeros de profesión, la actriz mencionaba varios nombres hacia los que solo dedicaba buenas palabras: “He tenido mucha suerte con los directores, actores y actrices con los que he trabajado. Muchos de ellos se han convertido en amigos, como Goya (Toledo) o Salma (Hayek). En los rodajes se crean relaciones muy estrechas porque son procesos muy intensos. Con Pedro (Almodóvar) tengo una unión muy especial, casi familiar, desde el día que lo conocí. Estamos a un nivel de conexión en el que casi nos podemos leer la mente. A Bigas (Luna) se le echa mucho de menos, especialmente en días de premios como hoy porque fue quien nos dio a la vez nuestra primera oportunidad a Javier (Bardem) y a mí. Le queríamos muchísimo y, como nunca supimos que estaba enfermo, no nos pudimos despedir de él. Pera esa fue su elección y es totalmente respetada. Fernando (Trueba) es alguien muy importante en mi carrera y en mi vida. El año de “Jamón, jamón” fue también el año de “Belle Époque”. Esas dos películas me abrieron muchas puertas y siempre le estaré agradecida por ello”.
Continuando con la mirada hacia atrás, Penelope se sinceraba: “Yo he crecido en el cine. Sé que cualquier trabajo que tengas te acompaña en tu crecimiento, pero es que en el nuestro, nuestro instrumento somos nosotros mismos y nuestras emociones. Nuestra profesión implica estudiar el comportamiento humano, que para mí es algo fascinante porque es un pozo sin fondo. Nunca puedes llegar a conocerlo por completo. Recuerdo que mis primeros juegos de niña con apenas 4 años se basaban en interpretar. Me gustaba mucho jugar sola, y jugar a ser diferentes personas. Con eso sentía mucha libertad, era un escape, pero no un escape de mí misma, sino que me hacia conocerme más, me hacia mirar más hacia dentro”.
Volviendo a su experiencia con directores de renombre, la actriz compartía recuerdos de dos de los grandes. “Trabajar con Pedro (Almodóvar) como siempre he dicho ha sido una gran experiencia. A él le gusta tener meses de ensayos previos al rodaje. No quiere que me prepare con mi profesora de interpretación, quiere que llegue totalmente fresca y preparo todo con él directamente. Es un ritmo muy diferente si lo comparas a cómo trabaja Woody (Allen), quien no hace ningún tipo de ensayo y tienes que preparártelo tú sola. Son sistemas diferentes, que pueden funcionar muy bien para ellos. A mí lo que me gusta es ser capaz de adaptarme al sistema de cada director. Otro ejemplo: Olivier Assayas (director de “La red avispa”, proyección especial que trae al festival con motivo del premio) se vuelve loco si le pides hacer un ensayo”.
Centrándonos ya en ese film, “La red avispa” es un thriller histórico ambientado en La Habana de los 90, que narra el proceso de infiltración de espías cubanos en las redes anticastristas estadounidenses. En este película Penélope vuelve a trabajar con los acentos. “Le tenía muchas ganas al acento cubano porque es uno de mis favoritos, me parece maravilloso. Había soñado tanto con poder hacerlo que lo disfrute mucho”, confesaba la actriz acompañada de los intérpretes Gael García Bernal y Edgar Ramírez, que también se han acercado a la ciudad donostiarra para promocionar la película.
Con respecto al idioma en el que se ha rodado la cinta, García Bernal explicaba: “antes era impensable que se pudiera hacer una película de un presupuesto un poco elevado en español, hoy en día es más bien impensable hacer una película en inglés que trate de algo relativo a nuestra historia latinoamericana. Haber hecho “La red avispa” en inglés hubiese sido un insulto brutal y un desperdicio tremendo”. Además, según Ramírez “fue muy importante para la historia poder filmar en Cuba. Para nosotros como actores también lo fue porque pudimos acercarnos más a los personajes estando allí. Cuba es un lugar muy único, para bien y para mal. Lleno de enormes y profundas contradicciones. Y la historia lidia con eso. Es una exploración reflexiva de personajes que por lo general son concebidos como peones de un juego de ajedrez. Nosotros quisimos explorarlos desde una perspectiva humana, entender el drama de estos personajes que de alguna manera quedan atrapados en las mecánicas de la política y a merced de ser aplastados por la rueda de la historia, una rueda que además no gira por decisión propia sino por decisiones de otros que son mucho mas poderosos que ellos“.
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