Viajamos en tren desde Pingyao a Xian, pasamos la tarde en su ajetreado barrio musulmán y cenamos el famoso Banquete de Dumplings
Hoy nos toca madrugar para ir en tren a nuestro siguiente destino: Xian. El tren pasa por Pingyao a las 8:40 así que a las 7:00 bajamos a desayunar de nuevo el desayuno chino y a las 7:30 nuestro chofer no está esperando en la puerta del hotel. Llegamos en unos 20 minutos a la estación rápida (es una estación diferente a la de trenes locales que es a la que llegamos), y a las 13:00 ya estamos en Xian.
Cuando la agencia nos cogió los billetes de tren no había plazas desde Pingyao a Xian, pero sí que había desde Taiyuan a Xian que es el mismo tren que para en Pingyao así que nos cogieron esos billetes y nosotros nos subimos en Pingyao.
En la estación de Xian nos recoge nuestra siguiente guía: Rocío (Su nombre español, claro). Lo primero que hacemos al llegar a la ciudad es hacer el check-in en el hotel: Eastern House Boutique Hotel. Es un hotel nuevo, moderno, elegante, cerca del centro de la ciudad, y al haberlo cogido con tanta anticipación (casi 3 meses antes) nos costó 73€ la noche. En el hotel tienen todos los días a las 14:00 un almuerzo gratuito para los clientes con café, infusiones, y un montón de pastelitos y galletas, todos muy buenos.
Tenemos la tarde libre así que después de reponer fuerzas nos dirigimos al Templo del dios de la ciudad. Es un templo pequeño, menos turístico que los que hemos visto en otras ciudades, y en el acceso al templo hay varias tiendas orientadas a los fieles para comprar todo tipo de amuletos e inciensos.
Cerca del templo se encuentra el barrio musulmán. No tiene perdida: está lleno de tiendas de alimentación, de comida ya cocinada, de gente y de mucho ruido.
En el interior del barrio musulmán se encuentra la Gran mezquita de Xian. Nos costó muchísimo encontrarla, ya que el acceso es a través de unos pasillos comerciales y no hay ninguna indicación (Os dejamos en el mapa al final del post la ubicación exacta de la entrada). Es una de las mezquitas más antiguas y mejor conservadas de China, y el interior es bastante amplio, con bonitas pagodas y salones de madera intercalados entre cuidados jardines. Un remanso de paz dentro de la bulliciosa Xian.
Al inicio del barrio musulmán se encuentran las torres del tambor y de la campana. El precio del ticket de acceso a cada torre por separado son 35¥ y la entrada combinada 50¥. Ambas tienen su encanto, la torre de la campana se encuentra justo en el centro de la ciudad, en el cruce entre dos de las principales calles de la parte antigua de Xian así que lo mas interesante es subir a lo alto y ver en 360º la cantidad de coches que cruzan la rotonda. Latorre del tambor también es muy interesante porque en ella se encuentra el gran tambor que se tocaba al final de cada día cuando la torre estaba en funcionamiento, y una exposición al aire libre con varios tambores, alguno de ellos con miles de años de antigüedad.
Para cenar nos dejamos aconsejar por las recomendaciones de Rocío, nuestra guía de China Highlights, y fuimos a De Fa Chang, un restaurante del gobierno donde sirven dumplings moldeados con las formas de los alimentos que llevan en su interior: pato, flor de loto, nuez, etc… En el restaurante no hablaban ni gota de inglés, así que Rocío nos escribió una nota en chino donde indicaba que queríamos un “Banquete de dumplings” (así es como se llama a esta especie de menú degustación de dumplings). Entregamos el papel, y comenzaron a llegar los entrantes (sopa y varios entrantes fríos) y un montón de dumplings uno detrás de otro.
Lo más curioso es ver cómo cada dumpling tiene una forma totalmente diferente, pero la verdad es que el sabor no era nada especial, así que si lo preferís podéis asomaros a la entrada del restaurante, donde tienen expuestos varios dumplings (incluso mas bonitos que los que nos sirvieron), y así podéis disfrutar de estas obras de arte pero después cenar en otro sitio.
Pasamos el día completo en Pingyao, visitando la ciudad, caminando por la muralla y comiendo platos típicos de la zona
Hoy tenemos el día completo para visitar Pingyao, y como no queremos perdernos nada, a las 8 ya estamos en pie para comenzar el día. La noche anterior pedimos desayuno chino en el hotel así que vamos a la cafetería y allí nos lo sirven: pasta picante, un par de boles de verduras, una sopa (yo diría que era de tofu) unos bollos rellenos y fruta. Estaba bastante bueno.
Nuestro hotel está muy cerca de la puerta sur y allí hay una taquilla así que cogemos dos tickets para visitar toda la ciudad a 130¥ cada uno (unos 16€). Es algo caro, pero realmente merece la pena visitar el interior de las casas y este ticket es el único modo de hacerlo porque no venden entradas de cada atracción por separado. Vemos que tienen un datáfono así que mostramos la visa a ver si cuela y como siempre nos dicen que no: “no , no, money, money!”.
Aqui os dejamos un plano que hemos traducido a español:
A las 9:30, 11:00 y 15:30 tienen la actuación en la Oficina del Gobierno Antiguo y como ya pasan de las 9 vamos hacia allí. Si estás por ahí y justo te coincide la actuación pues bien, pero ir ex profeso solo para verlo tampoco es que merezca la pena. Dura unos pocos minutos y hablan todo el rato en chino así que no te enteras de nada. Lo que sí merece la pena es subir a la torre que cruza por encima de la calle y a la que se accede desde el interior de la Oficina de Gobierno, porque es el único punto elevado al que podrás subir dentro de la muralla, ya que la torre del tambor que se encuentra en la calle Nan Dajie está cerrada.
Desde allí volvimos a la calle principal y pasamos por varios bancos pero en ninguno de ellos te permiten sacar yuanes ni cambiar euros, así que gracias a Google Maps y a la amable dependienta de uno de los bancos localizamos un cajero ATM al lado de la puerta Oeste de la muralla (En el mapa al final del post tenéis la localización exacta por si también lo necesitáis).
A la vuelta visitamos los eslóganes del 153 de la calle Xi Da Jie, totalmente prescindibles, elMuseo del banco Rishengchang y elBanco Wei Tai Hou, ambos interesantes de visitar, aunque simplemente sea para ver los bonitos patios de las casas tradicionales de Pingyao. Teníamos unas grandes expectativas de las vistas desde lo alto del museo Rishengchang pero ésta nos decepcionó bastante… Hay algún cartel en inglés con explicaciones sobre las distintas habitaciones y objetos que allí se muestran, pero nos pareció insuficiente, y en internet tampoco se encuentra demasiada información, así que en este caso si que echamos de menos tener una guía que nos explicase mas a fondo la historia tan importante de los bancos en esta ciudad.
Después de las primeras visitas, decidimos comer en De Ju Yuan sobre las 13:40. Para ser un lugar con tantos comentarios en tripadvisor no había mucha gente. Nos costó 159¥ (Unos 20€) y pedimos 3 cervezas, pollo con guindillas, pollo con setas y verduras, ambos platos muy buenos pero el de guindillas suuper picante, carne de Pingyao y 2 boles de arroz.
Sobre las 14:40 salimos de comer y nos dirigimos hacia la puerta norte de la ciudad para subir a la muralla. Las vistas desde la puerta norte no son nada del otro mundo, pero solo se puede subir por la puerta norte o por la puerta sur, y se puede salir por cualquiera de estas dos o por la puerta este que da justo a la calle Yun (realmente se encuentra al sur de la ciudad). Nosotros fuimos caminando desde la norte a la sur, y el camino es bastante agotador (sobre todo con el calor del verano) así que nuestra recomendación es subir por la puerta sur que tiene sin duda las mejores vistas y bajar por la puerta este, ya que la zona entre estas dos puertas es la más bonita.
Después del paseo por la muralla nos dirigimos hacia el Templo del Dios de la ciudad, bastante recomendable, y justo enfrente entramos al Templo de Confucio, un recinto más grande de lo que parece, con varios subtemplos en su interior. A las 18:00 ya estamos de vuelta al hotel para ducharnos y descansar, ya que ha sido un día duro de mucha caminata y mucho calor.
Sobre las 20:00 salimos a cenar. Hay una zona cercana al templo del Dios de la ciudad donde vimos varios restaurantes al aire libre en los que tienen brochetas expuestas en la entrada que puedes elegir para que te las cocinen en el momento. Nosotros cenamos en uno que indicaba “Pingyao Beef Barbacue“. Nos gustó más por el ambiente de la zona que por la comida, ya que las brochetas nosotros no las probamos porque no nos trasmitieron demasiada confianza… Pagamos 67¥ (Aprox. 8,5€) por un plato de noodles de patata muy ricos, dumplins de carne de Pingyao que no estaban demasiado buenos (la masa era como de tipo pan y tenían pinta de estar congelados) y 2 cervezas.
Pingyao es una ciudad muy recomendable de visitar. Nos gustó mucho pasear por las calles con esa arquitectura tan característica, entrar en los distintos lugares para visitar, y nos encantó poder pasar una noche allí y tener la oportunidad de ver la ciudad a primera hora de la mañana mucho mas vacía y por la noche con mucho ambiente. No es necesario entrar en todas las casas-museos, ya que apenas hay explicaciones en el interior y la arquitectura interior de todas ellas es muy similar. Pero es cierto que es una ciudad muy turística, llena de tiendas y de gente por todas partes. No os esperéis un Pingyao como la cabecera del post, esa foto la hicimos en una calle algo mas alejada (cerca de los Esloganes 153 Xi Da Jie).
Continuamos en Datong visitando la grutas Yungang, el templo Shanhua, el muro de los 9 dragones y la torre del tambor, comemos unos deliciosos dumplings y terminamos el día cogiendo un tren hasta Pingyao
Hoy tenemos un día tranquilo visitando las grutas de Yungang y el resto de la ciudad de Datong. Nos recogen la guía y el chofer a las 9:00 en nuestro hotel y a las 10:00 ya estamos entrando en las grutas de Yungang. El mega proyecto turístico del alcalde de Datong no incluye solo la reforma de la parte antigua de la ciudad (incluida la construcción desde cero de la muralla), sino que también está modernizando las atracciones turísticas, y es que lo primero que llama la atención es todo lo que han construido alrededor de las grutas: una entrada y una recepción gigantescas, un templo con 3 salones enormes rodeados de un lago, jardines… todo a lo grande y con ese aire a “port aventura” que le hace perder todo el encanto. Tardas más tiempo en recorrer todo el complejo que las propias grutas, pero una vez que llegas a ellas, no puedes dejar de mirarlas. Cada gruta te parece mejor que la anterior, es increíble la decoración que tienen por dentro, con todo ese detalle, y los colores, impresionante! Y es más que recomendable ir con guía porque hay un montón de historias y detalles en los que fijarse en cada una de las grutas que si vas por tu cuenta te perderás.
Interior de una de las grutas Yungang
A las 12:15 salimos de las grutas y volvemos a la ciudad de Datong para visitar el monasterio Shanhua. Es interesante y estaba completamente vacío, pero tampoco es imprescindible.
De nuevo nos dejamos aconsejar por la guía y sobre las 13:00 comimos en un restaurante especializado en dumplings justo en la rotonda de la torre del tambor, en el que también podías ver cómo elaboraban los dumplings a través de un cristal. Pedimos unos dumplings de gambas buenísimos, otros de cerdo tostados por la parte de abajo que también estaban muy buenos, y un pan chino que no tenía ni punto de comparación con la “fritanga de pan chino” que nos venden en los restaurantes de España… este estaba buenísimo! Esto y 2 cervezas nos costó aproximadamente 150¥ (No llega a 20€).
Dumplings de gambas
El auténtico pan chino
Terminamos de comer sobre las 14:00 y hasta las 15:00 que teníamos previsto salir hacia la estación tuvimos tiempo libre para pasear por la zona, así que nos acercamos al muro de los 9 dragones. La entrada está muy cerca del centro de la ciudad y es gratuita, pero tampoco es nada del otro mundo. Subimos también a la torre del tambor, la entrada también es gratuita y está en el centro de la ciudad así que es interesante subir para ver las vistas de las 2 calles principales.
Cuando diseñamos la ruta valoramos la opción de hacer el traslado de Datong a Pingyao en coche, pero la agencia nos recomendó el tren porque sale mucho mas barato (De la otra forma habría que pagar el chofer y el coche), es más cómodo, el tiempo de trayecto es similar, y porque durante la ruta de Datong a Pingyao no ninguna visita demasiado interesante de realizar (Teníamos anotado el paso de Yanmenguan pero, habiendo visitado ya la muralla en Pekin, en la agencia no nos recomendaron especialmente esta visita). El tren de Datong a Pingyao es un tren regional, no un tren rápido, así que el trayecto dura unas 6 horas… Hay mucha gente que toma el tren nocturno y aprovecha para hacer noche, pero nosotros no tenemos buenos recuerdos del tren nocturno de Sapa (Ver la etapa en nuestro diario de Vietnam), así que preferimos ir en el tren por la tarde y poder dormir en el hotel por la noche.
A las 16:40 sale nuestro tren y estuvimos en la estación un buen rato esperando hasta que a las 16:10 abren las puertas. ¡¡¡Sálvese quien pueda!!! Después de codazos y empujones a los que ya nos estamos acostumbrando en las colas chinas conseguimos pasar el torno y entrar en el tren. Hay poco sitio para las maletas así que es recomendable ponerse pronto en la “cola”. Tenemos cama dura (cuando compramos el billete ya no quedaban plazas en cama blanda) y la verdad es que no está mal porque sí que tiene colchón, no es tan dura 🙂 . Hay 3 niveles de literas y nosotros tenemos la planta de abajo que es la más cómoda porque puedes ir sentado durante todo el trayecto y tiene una mesita entre las dos camas. Los pisos superiores no tienen suficiente altura como para ir sentado, así que la gente que tiene esas camas utiliza unos asientos abatibles en el pasillo. Un dato importante: En el vagón no hay enchufes así que procurad cargar el móvil a tope antes de entrar porque son 6 largas horas de viaje.
Tren de Datong a Pingyao
Sobre las 21:00 apagan las luces del tren para que la gente pueda dormir. No te tienes que preocupar en quedarte dormido y saltarte la parada porque el revisor lleva apuntados todos los billetes y se encarga de avisarte en la parada anterior a la tuya (eso sí… el revisor no tiene ni papa de inglés, pero con un simple gesto es suficiente 🙂 ).
Llegamos a Pingyao a las 00:11 y la verdad es que, cómo ya íbamos mentalizados, el trayecto no se nos hizo tan largo. El chofer vino a recogernos a la estación, y nos llevó directamente al hotel. A esas horas las calles están completamente muertas… los coches no pueden entrar en la zona interior de la muralla pero parece que fuera del horario comercial sí es posible porque vimos un montón de coches descargando mercancía en las tiendas y nuestro chofer nos dejó justo a la puerta de nuestro hotel, Water Hotel (89€ la noche), en plena parte antigua de la ciudad.
Hoy nos despedimos de Pekín y volamos hacia nuestra siguiente parada: Datong, donde visitamos el templo colgante, la pagoda de madera más antigua que se conserva en China, y el monasterio Xia Huayan
Hoy nos despedimos de Pekín y volamos hacia nuestra siguiente parada: Datong. Quedamos con la guía de China Highlights a las 4:00 en el hall del hotel para ir al aeropuerto ya que nuestro vuelo sale a las 7 de la mañana. A esas horas no hay nada de atasco así que llegamos al aeropuerto en solo 30 minutos y a las 5:10 ya habíamos hecho el check in de las maletas.
Aún tenemos las IC card y el día anterior en la taquilla de la estación de metro nos dijeron que se devolvían en el aeropuerto así que nos dirigimos hacia los carteles de airport express buscando la taquilla, pero nuestro gozo en un pozo cuando vemos que a esas horas está cerrada… abren a las 6! así que no nos arriesgamos y aunque perdemos los 40¥ de la fianza vamos ya al control de seguridad. El control es bastante exhaustivo, te hacen sacar todos los aparatos electrónicos y baterías de las bolsas de mano y cachean a todo el mundo de uno en uno. Nosotros llevábamos una batería externa y no nos la dejaron pasar porque no indicaba en ningún sitio los vatios que tenía, así que si queréis llevar una batería portátil a china revisad que tenga una pegatina con las especificaciones.
Aterrizamos en Datong a las 8:15 y allí nos espera nuestra siguiente guía: Michelle, una de las mejores guías que tuvimos durante todo el viaje: amable, pendiente en todo momento de nosotros, nos recomendó buenos lugares para comer, y hablaba perfectamente inglés (en Datong no existen guías en español).
Desde el aeropuerto vamos directos al templo colgante Xuan Kong Si y llegamos allí sobre las 10 de la mañana. Hay un número máximo de personas que pueden permanecer al mismo tiempo en el templo, así que por lo visto a primera hora de la mañana hay bastante cola para acceder, pero cuando nosotros llegamos ya no tuvimos que esperar. La guía nos comentó que a partir de las 11 comienza a dar la sombra en el templo y no se ve tan bonito así que parece que las 10 es la mejor hora para visitarlo.
Templo colgante Xuan Kong Si
Estrechos pasillos colgantes en el templo Xuan Kong
El templo está literalmente colgando del acantilado, y los pilares que parece que lo “sujeten” se añadieron después para que a la gente no le diese miedo subir, pero realmente no aguantan ninguna carga. Es muy estrecho, apenas cabe una persona en la ruta que recorre los pasillos así que la visita se hace en fila de a uno. Merece mucho la pena verlo, es impresionante!
Desde allí nos dirigimos al Templo de Fogong para visitar la pagoda de madera más antigua que se conserva en China. Nos gustó bastante y estaba vacía de gente, algo que siempre nos encanta. No es tan imprescindible como el templo colgante pero creemos que es interesante verla si pasas por la zona, eso sí, no penséis en tener buenas vistas porque para poder conservarla no permiten acceder al interior de la pagoda ni por supuesto subir.
A las 12:30 salimos del templo buscando un sitio para comer. Alrededor de la entrada del templo hay bastantes tiendas y bares pero la guía nos recomendó ir mejor a un restaurante grande (parece que formaba parte de un hotel) donde tienen muchos platos para elegir. No recordamos el nombre pero en el mapa al final del post podéis ver la ubicación. Pedimos un plato de cerdo con setas muy bueno, dos tortillas rellenas de cerdo que también estaban buenas, unas berenjenas, arroz y 2 cervezas, todo por 100¥ (unos 13€).
Plato de cerdo con setas
Torta rellena de cerdo
Después de comer y aproximadamente a 1 hora en coche llegamos al hotel, Garden Hotel (66€ la noche), un hotel limpio y sobre todo super bien situado, justo al lado de la torre del tambor. Descargamos las mochilas y fuimos a dar una vuelta por la renovadísima parte vieja de Datong. Es increíble la remodelación que se ha montado el alcalde de esta ciudad… aunque sea un “port aventura” de edificios vacíos a medio construir, la verdad es que es una zona agradable para pasear y para salir a cenar.
Llegamos hasta el monasterio Xia Huayan sobre las 16:30. El precio de la entrada es de 65¥ y el horario de verano (15 de abril al 15 de octubre) es de 8:00 a 18:00 y de invierno de 8:00 a 17:00. Lo que más nos gustó fue que en una pequeña “capilla” que hay al fondo estaban los monjes rezando con varias personas del pueblo. Había seguridad en la puerta para que los turistas no entrásemos a molestar pero está abierto al exterior así que desde la explanada de fuera se puede ver perfectamente la ceremonia y disfrutar de los hipnóticos cantos de los monjes. Después del momento “zen” subimos a la pagoda. Las vistas desde aquí son muy interesantes sobre todo porque, hasta que reformen por completo la ciudad, se pueden ver las zonas de casas derruidas que todavía no han restaurado (que no se parecen ni de lejos a las nuevas…), y al fondo, después de la muralla, se ve la gran cantidad de enormes bloques de edificios de estilo comunista que también están construyendo por decenas.
Vistas desde la pagoda del monasterio Xia Huayan. Al fondo a la izquierda la renovada plaza Hongqi y a la derecha las casas originales antes de la reforma
Fuimos al hotel a descansar y darnos una ducha y sobre las 20:00 salimos a cenar. Hay un buen ambiente por la zona, muchas familias con niños, y en la plaza una especie de coches de choque al aire libre, curioso para dar un paseo.
Fuimos a cenar a Fenglin Ge sobre las 20:40 y aunque parecía que había mucha cola, en 5 minutos ya entramos a sentarnos. Los camareros no hablaban inglés, pero sí que tienen menú en inglés y con fotografías así que no tuvimos grandes problemas en conseguir entendernos. Pedimos unos dumplings “beef mix” de 9 unidades (90¥), otros dumplings de 5 (56¥), un pescado frito que recordaba muchísimo al típico pollo al limón que comemos en los restaurantes chinos de España, un entrante, 2 cervezas y un zumo. Para pagar hay que coger el cartel que está en la mesa con un código QR y llevarlo a la caja. En total pagamos 496¥ (poco mas de 60€), algo caro para ser china… La comida estaba buena (sobre todo los dumplings). Eso sí, merece la pena pasearse por el restaurante, ya que tiene muchos pasillos y recovecos, e incluso puedes ver a través de un cristal la cocina donde preparan sus famosos dumplings.
Hoy hacemos una de las visitas estrella: La Gran Muralla China. Probamos el Hot Pot y nuestro restaurante favorito del viaje: Din Tai Fung, para terminar la noche en la calle de los fantasmas comiendo cangrejos extra picantes
Hoy madrugamos para una de las visitas estrella de este viaje, la Gran Muralla, catalogada como una de las 7 maravillas del mundo moderno (y la 3ª que tendremos la suerte de conocer después de Chichén Itzá en México y Taj Mahal en India).
Salimos del hotel a las 7:30, donde habíamos quedado con nuestra guía (habíamos contratado esta excursión con China Highlights), y tras hora y media de viaje en coche llegamos a la zona de aparcamiento de uno de los tramos visitables de la muralla (nosotros escogimos el de Mutianyu, ya que suele estar menos concurrido que el popular Badaling, eso sí, al tener más desniveles requiere algo más de desgaste físico). Desde el aparcamiento hasta la muralla toca subir, gran parte del trayecto se hace en autobús, un tramo andando que se hace algo durillo, y finalmente en teleférico (como habíamos madrugado no encontramos nada de cola, y parece que se suele generar bastante atasco aquí, con esperas de hasta 40 mins, por lo que recomendamos ir pronto), en total media hora hasta que nos encontramos finalmente andando sobre la muralla! Nos sorprendió el perfecto estado en el que se encuentra, obviamente resultado de las labores de restauración y mantenimiento. Dado el tiempo limitado de vista que nos habíamos dispuesto, teníamos que decidir si andar el tramo derecho o el izquierdo. La guía nos recomendó el izquierdo porque al final había mejores vistas, así que seguimos el consejo, a pesar de que se intuía a lo lejos un tramo final que parecía elevarse bastante. Tampoco sería tan duro no?
El tramo que teníamos que recorrer: hasta la primera torre de las empinadas escaleras que se ven al fondo (Mas allá de esa torre la muralla está cerrada a los turistas)
Con ese pensamiento arrancamos rumbo a las vistas, y casi todo el recorrido lo llevamos bien, pero es cierto que el último tramo es todo escaleras bastante empinadas que requieren hacer paradas cada diez escalones. Una vez arriba se cumplieron expectativas. Espectacular. Tras hora y media de caminata por la muralla, ida y vuelta, a las 11:00 estábamos bajando en el teleférico (y pudimos verificar la enorme cola que ya había para subir).
De regreso a Pekín (nos habíamos alejado casi 90 km), teníamos previsto aprovechar para parar casi a mitad de camino y visitar las tumbas de la dinastía Ming, donde se encuentran las tumbas de trece de sus dieciséis emperadores. De todas ellas nosotros visitamos la Tumba de Chang Ling. Si tienes tiempo y te pilla de paso, bien, pero si no, el recinto no tiene nada imprescindible. Al salir compramos en uno de los puestecillos de fruta un par de melocotones rosas que tantas veces ya habíamos visto, y además de refrescarnos estaban riquísimos! Diferentes a los que tenemos en España.
Ya en Pekín, a eso de las 15:00, decidimos comer en el restaurante Donglaishun (en el centro comercial APM de la calle Wangfujing), que nos había recomendado nuestra guía, especializado en el tradicional plato Hot Pot. El plato consiste en cocer tú mismo en agua hirviendo diferentes tipos de vegetales, carnes y pescados (todo en el mismo agua). La verdad es que nos pareció curioso pero no nos entusiasmó demasiado (como no sabíamos si fue por el restaurante o por el tipo de cocinado, decidiríamos volver a probar este plato más adelante durante el viaje en otro restaurante, pero la conclusión sería la misma), y tampoco resulta demasiado barato, fueron 194¥ y pedimos poca cantidad: un plato de carne, uno de setas y otro de col china.
Hot pot en el restaurante Donglaishun (Pekín, China)
De hecho, nos quedamos con hambre, así que según íbamos saliendo del centro comercial, nos encontramos con que la cadena taiwanesa Din Tai Fung (de la que habíamos leído buenas críticas durante la preparación del viaje) tenía un local en la planta inferior y decidimos entrar a pedir un par de platos para probarlo. Sin exagerar, esta cadena cocina los mejores dumplings que hemos comido nunca (de hecho repetiríamos otro par de veces en esta cadena durante el viaje, la segunda vez en Shanghai y la tercera en Hong Kong, donde además vimos que llegaron a mantener una estrella Michelín).
El mejor dumpling que hemos comido nunca, en el restaurante Din Tai Fung
Pedimos dumplings de pollo con kimchi y de cangrejo, arroz con gambas (impresionante) y de beber un zumo de naranja y un té frío con pomelo y miel (las bebidas al nivel de la comida). Todo por 207¥. Esto nos pareció barato teniendo en cuenta la calidad de lo que comimos, y el atento y amable servicio del restaurante.
Dumplings y arroz en el restaurante Din Tai Fung
Té frio té frío con pomelo y miel
Con la barriga llena, y con cierto cansancio acumulado de la paliza del día anterior y del paseo por la muralla de la mañana, volvemos al hotel a descansar algunas horas. Decidimos salir a cenar a la Calle de los Fantasmas (Gui Jie), famosa por su amplia oferta de restaurantes 24h (lo del nombre viene porque durante la dinastía Qing, el transporte de cadáveres para su entierro a las afueras de la ciudad pasaba por aquí, y acabó convirtiéndose en una zona de empresas mortuorias). Nos sorprendió mucho esta zona, no sólo por la cantidad de restaurantes, sino por la cantidad de gente que había esperando con su número sentada en banquetas en la calle. Es algo absolutamente exagerado que cuesta de creer si no lo ves: nosotros cogimos número en el primero que vimos, Huda Restaurant, y no dábamos crédito, nos dieron el 410 y había 248 mesas esperando delante de nosotros!!! Obviamente no nos quedamos esperando (cuando regresamos al hotel aproximadamente 2 horas después, aún quedaban más de 60 números por delante del que sería el nuestro), y continuamos andando en busca de otro con menos gente, pero que tampoco estuviera vacío (por aquello de fiarte de donde veas comer a la gente local). Al final nos dimos cuenta que ese primer restaurante con tanta gente esperando, tiene varios más en la misma calle, y todos ellos con mucha cola (por algo sería…), así que buscamos el que tuviera menos gente, Huda Restaurant (Guijie 2nd), y ahí que nos pusimos a esperar (de nuevo, tratando de entender la pronunciación de los números en chino según llamaban, porque inglés cero, y ese era el único de todos los locales que no tenía una pantalla avisando de los turnos). “Sólo” tuvimos que esperar 40 minutos… Estos restaurantes (y en general toda la zona) están especializados en cangrejos picantes “Ma Xiao”. Pedimos cangrejos y ancas de rana, los dos platos aparentemente con el mismo aderezo, un par de vieiras y una jarra de zumo. Como nos encanta el picante nos empezamos a relamer los labios para degustar la especialidad. Pues bien, nos resultó absolutamente imposible. No es que toleremos el picante, es que nos apasiona (y no sólo el picante de España, sino el que hemos probado en países como India, México, Tailandia, …), pero este plato pudo con nosotros. Alucinábamos con los comensales de las mesas de al lado cómo chupaban y devoraban los platos, cuando nosotros a duras penas mordíamos con los dientes la carne intentando no mojar la salsa para no perder más sensibilidad en los labios. La cuenta nos salió por 232¥.
Cangrejos picantes en el restaurante Huda
Ancas de rana picantes en el restaurante Huda
Sobre las 22:30 volvimos al metro rumbo al hotel, y siendo nuestra última noche en Pekín, antes de salir pretendimos devolver las tarjetas IC y recuperar la fianza, pero nos dijeron que sólo se podía hacer en el aeropuerto (lo que no sabíamos es que las taquillas del aeropuerto abrirían después de que embarcásemos en el avión rumbo Datong…).
Cambiamos los planes debido al tifón y visitamos la Ciudad Prohibida, la calle Nan Luo Gu Xiang, el templo de los Lamas y la zona del lago Houhai para terminar el día cenando en el famoso mercado nocturno de Wangfujing
Hoy teníamos prevista la excursión con China Highlights a la Gran Muralla, pero nuestra persona de contacto en la agencia nos advirtió el día anterior que se aproximaba un tifón a Pekín y que la muralla se encontraba cerrada porque parece ser que “puede resultar peligroso” con intensa lluvia. Así que acordamos retrasar la excursión y tras reorganizar nuestra agenda (incluida la cancelación de las entradas que teníamos reservadas por internet para el día siguiente a la Ciudad Prohibida, puesto que lo adelantaríamos a hoy), salimos del hotel sobre las 8:30 con las pilas cargadas (hoy iba a tocar caminar bastante)… y la mitad del día con el paraguas!
La primera parada sería la Plaza de Tiananmen, la segunda plaza más grande del mundo y escenario de hechos históricos como la proclamación de la República Popular de China por Mao Zedong en 1949 y la violenta represión a la revuelta estudiantil contra ese régimen 50 años después. Llegamos antes de las 9:00 y ya había muchísima gente. Para acceder a ella hay controles de seguridad que piden incluso pasaportes. Esto no lo habíamos anticipado y los habíamos dejado en la caja fuerte del hotel, pero afortunadamente llevábamos una foto de los mismos en el móvil, y pareció suficiente.
Ya dentro de la plaza, nos fuimos acercando hasta el centro de la misma, donde acababa la cola (de turistas/peregrinos chinos) para entrar a la tumba de Mao. A primera vista no parecía una cola demasiado larga y parecía avanzar rápido. Lo segundo podía ser cierto, pero según íbamos avanzando por uno de los laterales del edificio comprobamos que la cola realmente lo bordeaba, así que si en algún momento se nos ocurrió entrar a visitarlo, inmediatamente se disipó esa idea. Hay que decir que, como era de esperar por el anuncio de tifón, estaba lloviendo muchísimo, pero no parecía amedrentar a los locales deseosos de, por tributo o curiosidad, ver el cuerpo embalsamado del líder de la revolución comunista.
Parte de la cola de entrada al mausoleo de Mao Zedong en la plaza Tianmen
Frente a la Plaza se encuentra la entrada sur del Palacio Imperial, al que accedimos a través de la llamada Puerta de la Paz Celestial (o Puerta de Tiananmen), vigilada por un enorme retrato de Mao en homenaje al discurso de proclamación de la República que pronunció desde ella. Las dimensiones y las restricciones de acceso (reservado sólo a la familia imperial hasta comienzos del S.XX) de este recinto bien le merecen el nombre de “Ciudad Prohibida”. La verdad es que con el cambio de planes por el tifón, al no haber podido sacar las entradas por internet con anticipación para este día y por los comentarios que habíamos leído previamente, temíamos encontrarnos largas colas en las taquillas pero afortunadamente no fue así. Aquí también nos pidieron pasaporte, pero de nuevo con la foto que llevábamos en el móvil fue suficiente. Cogimos dos audioguías por 50¥ cada una (aquí no requerían fianza como en el Palacio de Verano, pero igualmente no funcionaban del todo bien).
Audioguía con localización automática en el Palacio Imperial
A pesar de la lluvia y la aglomeración de turistas (casi todo chinos), pudimos disfrutar la visita de una sucesión de puertas, plazas y salones, cada cual más espectacular, y tras algo menos de dos horas, salimos por la puerta norte dispuestos a subir la Colina del Carbón (Parque Jingshan) situada justo enfrente. Hay distintos itinerarios bien señalizados en el parque para el ascenso. Nosotros optamos por el más recto y, por lo tanto, más empinado, a través de unas escaleras rodeadas de vegetación, pero no resultó demasiado duro (eso sí, ojo a los mosquitos) y las vistas panorámicas desde arriba de la Ciudad Prohibida merecen la pena.
Vistas al Palacio Imperial desde el Parque Jingshan
Bajamos de la colina por un camino distinto para salir por la puerta este e ir rodeando el parque hacia el norte y parar a comer en el restaurante Man fu Lou (bastante bien valorado según tripadvisor), pero lamentablemente le encontramos cerrado. No nos dio la impresión que fuese por el día/hora, sino que parece llevar bastante tiempo cerrado y, consultando posteriormente tripadvisor (donde aun figura como abierto), podría ser así porque los últimos comentarios son de 2017.
Así que con el estómago vacío continuamos andando hasta la siguiente parada: la calle Nan Luo Gu Xiang, un hutong renovado repleto de tiendas. La verdad es que no nos pareció que tuviese demasiado encanto, y tampoco había demasiada oferta de restaurantes, así que finalmente improvisamos y acabamos entrando en uno especializado en noodles sobre las 13:00. Nos dejamos recomendar por el que parecía el responsable del establecimiento, y además de unos noodles pedimos un pescado (tilapia), un batido de coco y una cerveza, todo por 105Y. Nos gustó bastante. El pescado aliñado con las típicas guindillas que encontramos en muchos sitios durante el viaje, super picante, y el batido con las gelatinas en el fondo y galletitas por encima.
Noodles y Tilapia en un restaurante de la calle Nan Luo Gu Xiang
Salimos callejeando por los hutongs de la zona y, aunque acabábamos de comer, teníamos una parada obligada prevista en la cervecería Great Leap. Tienen una carta de cervezas artesanas muy amplia, nosotros pedimos un par de pintas que nos gustaron bastante que nos costaron 75¥ (algo caro para ser Pekín, pero este local parece orientado para clientela más internacional).
Continuamos la jornada cogiendo el metro rumbo al Templo de los Lamas, que no nos dio tiempo a visitar el día anterior. Llegamos sobre las 15:30 y tardamos menos de 1h en visitarlo. Se considera el templo budista tibetano más importante que existe fuera del Tíbet, y nos gustó bastante.
Al salir teníamos que coger el metro en la misma parada para volver a la zona de los hutongs donde habíamos comido para visitar las Torres del Tambor y la Campana pero, ya que estábamos enfrente a la calle Guozijian, de la que habíamos leído ser “una de las mejores calles antiguas en Beijing” y en la que se encuentra la entrada del Templo de Confucio (al que no pensábamos entrar porque parece decepcionar a los visitantes, según habíamos leído), decidimos recorrerla y coger una parada de metro más lejana. La verdad es que vimos calles con muchísimo más encanto y, además de suponernos una caminata que empezaba a hacer mella en las fuerzas, nos llevó demasiado tiempo de forma que no pudimos llegar a tiempo (llegamos justo a las 17:00) para entrar y subir a lo alto de la Torre del Tambor, como nos habría gustado. Nos conformamos con las vistas desde abajo, y nos dirigimos inmediatamente a la zona del Lago Houhai. Así como el día anterior vimos que Sanlitun era la zona de fiesta de los occidentales expatriados, Houhai está reservado para los locales. Aunque era relativamente pronto, resultaba muy curioso ver junto al lago la hilera de bares de música en directo / karaokes con las puertas abiertas y los altavoces con un volumen altísimo, tanto que decidimos ni siquiera entrar y sentarnos a tomar algo. También es cierto que tras la caminata del día estábamos muy cansados, y los calcetines y zapatillas aún estaban empapados de la lluvia, así que decidimos volver al hotel.
Tras una ducha y descansar un poco, salimos del hotel con idea de cenar en el mercado nocturno de Wangfujing. Aunque habíamos leído que los puestos de insectos habían sido cerrados por la administración por motivos de salubridad, la verdad es que sigue habiendo varios que venden escorpiones, grillos, gusanos, y hasta estrellas de mar. Muchos de los insectos ensartados vivos que cocinan a la plancha a modo de pincho moruno. Pese a que no hay ningún cartel en inglés, y tampoco parecen hablarlo los tenderos, da la impresión que este tipo de “aperitivo” está más destinado a los turistas extranjeros que buscan “la foto” que a satisfacer los gustos locales, así que como solemos hacer, nos fijamos en los puestos aparentemente más demandados por los locales y fuimos probando: albóndigas en salsa, tortilla de cebolla, pinchos de cordero y cerdo,… Nos apasiona la comida callejera, y no solemos hacer ascos a nada, pero nada de lo comimos en este mercado nos sorprendió.
Cena en el mercado nocturno de Wangfujing
Salimos del mercado sobre las 22:00 (aún quedaba gente), y regresamos al hotel rumbo a la cama, no sin antes parar a tomar una copa en el bar del hotel (aprovechando que aún estaba abierto, ya que cerraban demasiado pronto: a las 22:30) para despedir un día agotador.
Pasamos la mañana visitando el palacio de verano de Pekín, comemos nuestros primeros dumplings, terminamos la tarde en el moderno barrio de Sanlitun y cenamos el famoso Pato Pekinés
Arrancamos la jornada algo más tarde de lo que teníamos previsto, pero el cansancio del viaje del día anterior aún se notaba y preferimos dormir algo más para comenzar las visitas del día con las pilas bien cargadas. Salimos del hotel pasadas las 10 de la mañana rumbo al Palacio de Verano, que se encuentra situado al noroeste de la capital, a unos 15 km del centro histórico, por lo que el trayecto en metro requiere algo más de 1 hora. Antes de entrar, como el sol ya calentaba bastante, decidimos probar lo que parecía ser la bebida preferida de los locales: yogurt líquido en vasos de cerámica.
Yogur líquido en el palacio de verano
Al llegar a las taquillas nos encontramos con bastante cola (el intensivo turismo interior fue una constante durante todo el viaje), por lo que tocó esperar para comprar las entradas. Hay dos tipos de entradas, Entrance Ticket (30¥) y Through Ticket (60¥). La segunda permite acceder a todos los monumentos (entre ellos la imprescindible pagoda) dentro del recinto, por lo que fue la que cogimos. Además cogimos un par de audioguías (40¥ + 50¥ de fianza) en español, que van detectando tu posición para activar automáticamente el audio de cada punto de interés. El sistema está bien ideado (lo encontramos en varios de los monumentos más importantes de la capital), pero hay que decir que no funcionaba del todo bien.
Este palacio imperial cuenta con diferentes accesos y nosotros decidimos entrar por la puerta norte porque suponíamos que al encontrarse precisamente sobre la colina, el itinerario resultaría más cómodo bajando hacia el lago. Esto en gran parte fue así, pero incluso haciendo la visita en este sentido, lo que no pudimos evitar (seguramente había alguna ruta alternativa que no encontramos) es la interminable hilera de escalones para subir hasta la Pagoda del Perfume Budista. Pero el esfuerzo bien mereció la pena porque las vistas son espectaculares!!
Vistas del Palacio de Verano desde la Pagoda del Perfume Budista
Siguiendo la galería cubierta que bordea el lago durante más de 700m, salimos del recinto por la puerta este después de 2 horas y media de visita.
Habíamos leído por internet que saliendo desde esta puerta rumbo a la estación de metro de Xiyuan, atravesabas una calle llena de tiendecitas en las que esperábamos encontrar algo para comer rápido, pero la verdad es que lo que podían ser esas tiendas se encontraban todas cerradas.
Serían ya cerca de las 15:00, por lo que ya era bastante tarde para comer (según sus horarios, claro), pero junto a la parada de Xiyuan encontramos una zona de restaurantes abiertos de comida rápida, entre los que cuales decidimos probar los dumplings de la cadena Xi Jia De. Estaban ricos, pero más adelante encontraríamos varios sitios que los servían mucho mejores (de hecho, en esta cadena no volvimos a repetir en todo el viaje, mientras que en otras sí que lo hicimos). Otra de las cosas que aprendimos es que los platos suelen ser muy abundantes. Aquí pedimos varios platos (dos de dumplings, uno de arroz y otro de pescado) y con bebidas salió todo por 123¥, y no pudimos ni terminarlo…
Dos platos de dumplings y uno de pescado en Xi Jia De
Carta del restaurante Xi Jia De
Después de comer teníamos planificado visitar el Templo de los Lamas, pero teniendo en cuenta que cierra a las 16:30, decidimos posponerlo para otro día, y volvimos al metro para dirigirnos directamente a la zona de Sanlitun. Se trata de un “oasis” de ocio para expatriados occidentales (de hecho varias embajadas, entre ellas la española, se concentran en los alrededores), con un centro comercial de marcas internacionales y una hilera de bares de copas, con muy poco encanto desde nuestro punto de vista, por lo que nos resultó completamente prescindible y simplemente acabamos tomando algo en una franquicia de cafeterías. La verdad es que estuvimos esperando a que cayese el día porque habíamos leído que en ese momento las calle se inunda de puestos móviles de comida, pero no sabemos si por falta de paciencia o porque directamente no era el día/lugar correcto, no llegamos a ver ninguno así que decidimos volver al hotel.
Tras descansar un poco, salimos a cenar para degustar uno de los platos locales por excelencia: el pato pekinés. Escogimos hacerlo en el Siji Minfu, ya que habíamos leído muy buenas comentarios (nº 32 de 12.048 restaurantes en Pekín según Tripadvisor) y se encontraba a apenas 15 mins andando del hotel. Nada más llegar a la puerta nos encontramos con una escena curiosa que se repetiría a lo largo del viaje en varios restaurantes y que acabaríamos interpretando como indicador de buen lugar para comer. Y es que lo que encontramos fue que había mucha gente esperando en la calle, sentada en banquetas que repartía el propio restaurante. Así que nos acercamos a la puerta, cogimos nuestro número, y a esperar mientras tratábamos de entender el turno que se iba anunciando por altavoz (en perfecto chino por supuesto, porque inglés poco). Tras algo más de media hora de espera, comenzamos a cenar sobre las 21:30, a lo que habría que sumar algo más de 1 hora de espera por el tiempo de cocina del pato. Pero mereció la pena porque estaba impresionante, quizás a alguien le puede parecer algo grasienta la capa de piel, pero desde luego el intenso sabor y la jugosidad de la carne era excepcional. A demás del medio pato pedimos unos gambones, bastante buenos pero incómodos de comer porque están sin pelar, y 2 cervezas y nos salió todo por 258¥.
Gambones agridulces en Siji Minfu
Pato Pekinés con tortillas en Siji Minfu
Al salir de cenar no serían aún las 23:00 de la noche, así que decidimos dar un paseo por la calle de Wangfujing antes de regresar al hotel, e incluso asomarnos al snack street (aunque teníamos intención de cenar otro día puesto que está repleto de puestos de comida callejera), pero a esa hora estaba ya todo cerrado, así que sin mucho más volvimos al hotel. Eso sí, como nos faltaba el postre, paramos a comprar un par de los que parecían ser los típicos dulces (nada del otro mundo) en una de las pocas tiendas que aún se encontraban abiertas.
Volamos de Madrid a Pekin haciendo escala en Moscú y por la tarde visitamos el Templo del Cielo y la zona de hutongs de Dashilan
Hemos cogido el vuelo de Madrid a Pekín con aeroflot haciendo una pequeña escala de 1,5 horas en Moscú. El primer avión de Madrid a Moscú es pequeño y no tiene pantallas en los asientos, así que tienes que llevarte el entretenimiento preparado de casa. Al final el vuelo llegó a Moscú con 45 minutos de retraso, y teniendo en cuenta que nuestra escala era de 1:30 h nos tocó correr un poco en los controles que hay que cruzar hasta llegar a la puerta de embarque hacia Pekin. Después de llegar a la puerta de embarque resulta que el vuelo sale de Moscú con 1h de retraso… la parte positiva es que justo al lado hay un bar con enchufes para cargar los móviles así que pedimos un par de cervezas y esperamos allí una hora.
Al final llegamos a Pekín con 1h de retraso: punto negativo para aeroflot, pero lo peor es que nuestras maletas no salen por la cinta: otro punto muy negativo para aeroflot… Según comentaron, el avión iba demasiado lleno y nuestras maletas no cabían así que se quedaron en Moscú esperando al siguiente vuelo que salía esa misma tarde. Había unas 10 personas en la misma situación, así que nos tocó esperar otra lenta cola para rellenar el formulario… La buena noticia es que al día siguiente por la tarde nos enviarán las maletas directamente a nuestro hotel en Pekín, y la mala noticia es que nos toca estar un día entero sin maleta 😢.
Después de salir del aeropuerto 2 horas más tarde de lo planeado nos dirigimos al Airport Express. Para realizar el pago no aceptan tarjeta, pero cerca de la entrada hay un cajero ATM así que sacamos dinero. El Airport Express cuesta 25¥ cada billete y en las máquinas automáticas no permiten pagar con billetes de 100¥ (que son los billetes que te da el cajero) así que hay que pagarlo en la ventanilla, a esperar otra cola…
Aproximadamente a las 13:00 por fin montamos en el AirPort express. Te puedes bajar en la estación de Sanyuanqiao o en la de Dongzhimen y en cualquiera de ellas coger un billete de metro hasta tu destino. Nosotros bajamos en Dongzhimen y en la estación de metro fuimos a la taquilla a coger dos IC Card (también podíamos haberlas cogido en la estación de airport express del aeropuerto). Cada tarjeta cuesta 20¥ de depósito y otros 20¥ mínimo de recarga (puedes volver a recargar más cuando lo necesites), así que en total cuesta 40¥ cada una aunque luego te devuelven 20¥ cuando devuelves la tarjeta. En Pekín es casi imprescindible coger las IC Card si quieres ahorrarte colas innecesarias en las taquillas si no tienes dinero suelto, y es super cómodo porque entras directamente por el torno y pasas la tarjeta por el lector y al salir vuelves a pasarla y automáticamente te resta el importe según el trayecto que hayas realizado.
Nuestro hotel es el Park Plaza Beijing Wangfujing (101€ la noche) y para rematar la mañana de mala suerte la ubicación del hotel en google maps es incorrecta así que tuvimos que dar varias vueltas hasta que lo conseguimos localizar (En nuestro mapa de Pekín al final del post hemos indicado la localización correcta). Todo tiene su lado bueno, y es que el hotel está mucho mas cerca de la estación de metro de lo que pensábamos así que nos viene genial para pasar estos 4 días en Pekín.
Y por fin a las 15:20 salimos hacia el Templo del Cielo. Lo que mas nos gustó fue nada mas entrar ver a tantísima gente local congregada la tarde del domingo jugando a las cartas y al xiàngqí (Un juego de mesa chino similar al ajedrez) alrededor del “Long Corridor“, un largo pasillo de madera que llega hasta el Salón de la Oración por la Buena Cosecha.
Tarde de domingo en el Templo del Cielo
El complejo es bastante grande y pasamos allí casi 2 horas, haciendo una parada para comer en uno de los chiringuitos con aire acondicionado que vimos allí dentro. Pedimos un plato de pollo al curry, malísimo como era de esperar, y 2 cervezas.
Salimos de nuevo por la puerta este del parque y cogimos el metro hasta llegar a la zona de hutongs cercanos a la calle Qianmen. Cruzamos por el Hutong Dajiang que en la parte sur no tenía otra cosa mas que casas en obras y decenas de obreros por todas partes y en la parte norte ya lo han restaurado y convertido en una turistada pero aún sin tiendas abiertas. Así que ahora mismo este hutong no tiene nada de encanto.
Llegamos a la calle Qianmen, una calle peatonal muy turística y llena de tiendas pero bastante agradable, e hicimos una parada en el KFC. Con el jet lag ya no sabemos si estamos comiendo, cenando o incluso desayunando… Pedimos unas piezas de pechuga de pollo picante, muy buenos con un toque especiado diferente al que estamos acustumbrados. Desde Qianmen giramos por la calle Dashilan, y nos sorprendió gratamente esta zona porque a esas horas había bastante ambiente, unas cuentas tiendas de ropa y varios restaurantes y puestos callejeros para cenar.
Calle Dashilan
Allí pedimos unos rollitos del típico Pato Pekinés, que estaban bastante buenos
Puesto de comida callejera en Dashilan: Rollitos de Pato Pekinés y dumplings
Volvimos dirección a la plaza Qianmen para coger el metro y de vuelta al hotel.
Preparamos nuestro viaje a China combinando días libres por nuestra cuenta con excursiones organizadas con la agencia China Highlights. Antes de salir es importante el visado, las tarjetas SIM y la VPN
Este año continuamos en nuestro predilecto continente asiático y nos adentramos en uno de los grandes viajes pendientes: China. Es un país inmenso con multitud de lugares a visitar que bien daría para varios meses, pero nosotros diseñamos la siguiente ruta de 18 días:
Día
Visitas
Hotel
Día 1
domingo, 22 de julio de 2018
Vuelo Madrid-Pekin Pekin (Templo del cielo, Dashilan)
Pekín – Park Plaza Wangfujing
Día 2
lunes, 23 de julio de 2018
Pekin (Palacio de Verano, Templo de los lamas, Sanlitun) [El Templo de los lamas lo visitamos el Martes 24]
Pekín – Park Plaza Wangfujing
Día 3
martes, 24 de julio de 2018
Pekin (Gran muralla, Calle de los fantasmas) [La excursión finalmente la hicimos el Miércoles 25]
Pekín – Park Plaza Wangfujing
Día 4
miércoles, 25 de julio de 2018
Pekin (Ciudad Prohibida, Parque Jingshan, Nanluoguxiang, Torres del tambor y campana, Lago Houhai) [Estas visitas las realizamos el Martes 24]
Pekín – Park Plaza Wangfujing
Día 5
jueves, 26 de julio de 2018
Vuelo Pekin – Datong Datong (Templo colgante, Pagoda de Madera de Yingxian, Monasterio Huayan)
Datong – Garden Hotel
Día 6
viernes, 27 de julio de 2018
Datong (Grutas de Yungang, Templo Shanhua) Tren Datong – Pingyao
Pingyao – Water Hotel
Día 7
sábado, 28 de julio de 2018
Pingyao
Pingyao – Water Hotel
Día 8
domingo, 29 de julio de 2018
Tren Pingyao – Xian Xian (Gran mezquita, Templo del dios de la ciudad, Torres del tambor y la campana, Barrio musulman)
Xi’an – Eastern House Boutique Hotel
Día 9
lunes, 30 de julio de 2018
Xian (Museo de Guerreros de terracota, Gran Pagoda de la Oca Salvaje, Muralla)
Xi’an – Eastern House Boutique Hotel
Día 10
martes, 31 de julio de 2018
Tren Xian – Luoyang Luoyang (Templo de Caballo Blanco, Grutas de Longmen, Lijingmen)
Luoyang – Hyatt Place
Día 11
miércoles, 1 de agosto de 2018
Traslado Luoyang – Zhengzhou Templo Shaolin, Academia antigua de Songyang
Shangai (Tongli, Xintiandi) [La excursión finalmente la realizamos el Sábado 4]
Shanghai – Le Royal Meridien
Día 14
sábado, 4 de agosto de 2018
Shangai (Jardín Yuyuan, Templo del dios de la ciudad, Concesión Francesa, Tianzifang) [Estas visitas las realizamos el Domingo 5]
Shanghai – Le Royal Meridien
Día 15
domingo, 5 de agosto de 2018
Shangai (Templo del buda de jade, Templo Jing’an, Templo Longhua, Urban Planning Exhibition Center) [Estas visitas las realizamos el Viernes 3]
Shanghai – Le Royal Meridien
Día 16
lunes, 6 de agosto de 2018
Vuelo Shangai – Hong Kong Hong Kong (tarde de relax en el hotel)
Hong Kong – Kerry Hotel
Día 17
martes, 7 de agosto de 2018
Hong Kong (Hong Kong Island)
Hong Kong – Kerry Hotel
Día 18
miércoles, 8 de agosto de 2018
Hong Kong (Kowloon)
Hong Kong – Kerry Hotel
Día 19
jueves, 9 de agosto de 2018
Vuelo Hong Kong-Moscú
Nota: Por culpa del tifón que estaba en el país en los días en los que nosotros lo visitamos tuvimos que cambiar el orden de algunas de las visitas en Pekin (Cambiamos de orden los días 3 y 4) y Shangai (Cambiamos el orden de los días 13, 14 y 15), pero en el itinerario que mostramos aquí hemos mantenido la ruta que planificamos originalmente.
Decidimos combinar días libres por nuestra cuenta con otros días organizados en privado por agencia. Tras consultar varias agencias nos decantamos por China Highlights (https://www.viaje-a-china.com/) por la relación calidad-confianza-precio que nos ofrecían. Los vuelos y hoteles los reservamos directamente nosotros, y los trenes (de momento no existe ninguna web en ingles que permita reservar directamente los trenes desde fuera de china) y las excursiones/traslados en Datong, Xian, Luoyang, La Gran Muralla China y Tongli con la agencia.
Antes de salir de viaje es necesario solicitar el visado, y para tramitarlo hay que entregar una copia de los billetes de avión (con el correo de confirmación de la aerolínea es suficiente) y de las reservas de los hoteles donde aparezcan todos los nombres de las personas que solicitan el visado. En la web de Booking es posible indicar los dos huéspedes de la habitación, pero en Hoteles.com, donde reservamos la mayoría de los hoteles, solo se puede indicar un huésped, así que en la caja de comentarios añadimos “Additional Guests Names: XXX” con el nombre del segundo huésped y con eso fue suficiente para solicitar los dos visados.
Otra cosa que hicimos con antelación desde España fue comprar dos tarjetas SIM para poder tener datos durante nuestro viaje. Cogimos el paquete compartido de 3G Solutionshttps://www.3gsolutions.com.cn/page/simcard que incluye 2 tarjetas SIM con 3GB a compartir entre los dos, por 48,50$ y te lo envían directamente al hotel que les indiques en China. Estas tarjetas solo son válidas en China Continental, es decir, no son válidas en Hong Kong, Macao ni Taiwan, así que para Hong Kong compramos otra tarjeta SIM directamente allí, ya que las venden en todos los 7 Eleven (y hay un montón de ellos por todas partes). Nosotros cogimos una tarjeta de 1,5GB a consumir en 5 días por 68HKD (no llega a 8€).
Para poder usar todos los servicios de Google en China (para nosotros en los viajes es imprescindible tener acceso a google maps y al correo electrónico) es necesario contratar una VPN. Nosotros contratamos un mes con ExpressVPN (https://www.expressvpn.com/es) por 12,95$ que incluye acceso desde varios dispositivos (en nuestro caso los dos teléfonos móviles). No sabemos cómo funcionan el resto de VPNs pero nosotros no estamos demasiado contentos con ExpressVPN. Iba lentísimo, gastaba muchííísima batería (el uso de batería del iPhone indicaba que un 40% de la batería la consumía ExpressVPN), y muchas veces no llegaba ni a conectar, y cuando estas en una ciudad extranjera intentando saber que línea de metro tienes que coger para llegar a tu destino es bastante desesperante.
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